Que esta Navidad te siga…
En los pies que no descansan, ni en el lodo ni en el cielo.
En aquellos que, no andando, pisan sin retroceder.
En los que yendo descalzos abren brechas en el suelo,
para que el alma camine hasta llegar a Belén.
Que esta Navidad te mire…
En las caras de esa gente que,
sobre la confusión y la amargura,
la orfandad y el ajetreo que cargan,
dejan caer, como rocío, el resplandor del niño Dios.
Que esta Navidad te toque…
En las manos que trabajan por los otros,
las que abrazan y acarician sin parar,
las que cambian los establos de indigencia
en recintos de esperanza, de inclusión, de paz y pan.
(Seve Lázaro, sj)
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