Hoy es un buen momento para hacer balance del año que ha pasado y propósitos para el que comienza. Buena oportunidad para pedir perdon por lo que no hicimos, por el amor que nos falto; buena ocasión para dar gracias por todos los beneficios del Señor.
La iglesia nos recuerda que somos peregrinos. Nuestra vida es también camino quizá muchas veces lleno de tribulaciones pero nunca falto del auxilio de Dios.Tenemos una vida en el tiempo, en la cual nos encontraremos ahora, y otra mas allá del tiempo, en la eternidad, hacia la cual se dirige nuestra peregrinación.
Solo aquí y ahora en esta vida podemos merecer la otra. En realidad, cada día nuestro es <<un tiempo>> que Dios nos regala para llenarlo de amor a Él, de caridad con quienes nos rodean, de trabajo bien hecho para ejercitar las virtudes…, de obras agradables a los ojos de Dios. Ahora es el momento de hacer el <<tesoro que no enveceje>>
La brevedad del tiempo es una llamada continua a sacarle el máximo rendimiento de cara a Dios. Hoy, en nuestra oración podríamos preguntarnos si Dios está contento con la forma en que hemos vivido el año que esta pasando. Si ha sido bien aprovechado o, todo lo contrario. Cada año que pasa es una llamada para santificar nuestra vida ordinaria y un aviso de que estamos un poco mas cerca del momento definitivo con Dios. No nos cansemos de hacer el bien, que a su tiempo cosecharemos, si no desfallecemos. Por consiguiente, mientras hay tiempo hagamos el bien a todos.
El año nuevo nos traerá en proporciones desconocidas, alegrías y contrariedades. Un año bueno, para un cristiano, es aquel en el que unas y otras nos han servido para amar poco mas a Dios. Un año bueno para el cristiano no es aquel que viene cargado en el supuesto de que fuera posible de una felicidad natural margen de Dios. Un año bueno es aquel en el que hemos servido mejor a Dios y a los demas, aunque en el plano humano haya sido un completo desastre. Puede ser por ejemplo, un buen año aquel en el que apareció la grave enfermedad, tantos años latente y desconocida, si supimos santificarnos con ella y santificar a quienes estaban a nuestro alrededor.
Cualquier año puede ser el mejor año si aprovechamos las gracias que Dios nos tiene reservadas y pueden convertir en bien la mayor de las desgracias. Para este año que comienza Dios nos ha preparado todas las ayudas que necesitamos para que sea un buen año. No desperdiciemos ni un solo dia. Y cuando llegue la caida, el error o el desanimo, recomenzar enseguida. En muchas ocasiones, a traves del sacramento de la Penitencia.
¡Que tengamos todos un buen año! Que podamos presentarnos delante del Señor una vez concluido, con las manos llenas de horas de trabajo ofrecidas a Dios, apostolado con nuestros amigos, incontables muestras de caridad con quienes nos rodean, muchos pequeños vencimientos, encuentros irrepetibles en la Comunión…
Pidamos a la Virgen la gracia de vivir este año que comienza luchando como si fuera el ultimo que el Señor nos concede.
Hablar con Dios
Francisco Fernández Carvajal
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